Reflejos

Francisco Bautista toledo

El juego como aprendizaje

El juego en los niños constituye una de las actividades más importante de su aprendizaje, pues los prepara hacia un mejor desarrollo de su rendimiento escolar.

Hay que aclarar que al hablar de juegos me refiero a los no electrónicos, es decir a los de relación directa entre iguales, de manipulación o creatividad. No quiere decir que los juegos electrónicos no tengan cabida en estas consideraciones, pero sí cuando sean dirigidos hacia una actividad en el que se ponga en juego el ingenio y habilidad, alejándose de aquellos repetitivos, aislados y adictivos. Los juegos manipulativos, y los que implican actividad física, son mucho más enriquecedores, siendo los segundos complementarios y definidos para un fin determinado.

En los juegos tradicionales, los niños desarrollan una actividad física espontánea, siendo como decía Rufino Blanco, el mejor ejercicio físico que pueden realizar. A partir de los diez o doce años, los juegos de equipo irán sustituyendo a los individuales.

El juego tradicional desarrolla en los menores la imaginación, les hace vislumbrar mundos fantásticos, recrear historias, pensar lo imposible, observar realidades ficticias. Esto les dotará de mayor creatividad, iniciativa propia, capacidad de improvisación, en un ambiente de autonomía. Sí hablamos de juegos de mesa, o de equipo, se incentiva las habilidades de relaciones sociales, el pensamiento estratégico, el control de las emociones, en la fase pierde-gana, aprendiendo aceptar el fracaso, gestionar el triunfo, superar la adversidad. Igualmente generará lazos cooperativos, afectos y empatías con los compañeros, sabiendo ayudar y ser ayudado, comprender el juego de interacciones sociales, desarrollar capacidades expresivas, intercambiar ideas, saber escuchar y comunicar. Todo esto surge de forma espontánea, por sí sola, ayudando a que surjan estas cualidades, en mayor o menor grado. Se irá perfilando el carácter del alumno.

Con los niños poseedores de estos principios de acción, pueden aplicarse estrategias similares en el ámbito educativo. No es lo mismo trabajar en el aula con un alumno que ha permanecido aislado en su mundo, o ha jugado, con una maquina por medio, con otros compañeros sin contacto directo, con poca empatía hacia el prójimo, sumido en su espacio particular, sólo él y la tablet, el juego de ordenador, o móvil. Será un sujeto aislado, con pocos sentimientos hacia sus compañeros.

En cambio, si se potencian los juegos aquí descritos, el alumno será más receptivo, y reflexivo, adquirirá antes el pensamiento abstracto, será creativo, curioso e innovador.

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