Metafóricamente hablando

El sueño de una noche de otoño

Lo nuestro definitivamente, fue un mal sueño. Tú, hermosa como siempre te imaginé, salvaje, prometedora, el ideal inalcanzable, estás tan cerca de mis manos, que casi puedo tocarte. A lo largo de mi vida te imaginé de mil maneras y siempre colmándome de dicha, a tu lado yo sería más grande, más feliz, dueño de mi destino, la llave de ese paraíso anhelado que se abre como una promesa de felicidad ilimitada. Notaba como me temblaba el mentón, me embargaba una emoción incontenible solo de pensar que algún día nos fundiríamos en un abrazo. Hasta hace poco había desechado la idea de encontrarte, la vida, cada vez más asfixiante, me iba alejando de ti, de manera lenta pero inexorable. Primero fueron los horarios, siempre me horrorizaron, todo estaba programado de antemano, jamás se me permitió cambiar las reglas a las que se me fue sometiendo: una hora para levantarse, otras para asistir a clases, para comer, para ducharse. Nada que decir del resto de cosas que tuve que hacer en mi vida mientras sufría tu indiferencia. Tenía que contener las lágrimas, cuando recordaba los mensajes que me fueron inculcando a lo largo de la infancia y la juventud: aquí se estudia o se trabaja, en mi casa no quiero vagos, hay que ir bien vestido, "pero como vas a salir con esas pintas!". Todo programado de antemano, nada abandonado al azar, sin embargo el azar no se sometía a ninguna regla, no pude elegir carrera, mis notas lo hicieron por mí, ni elegir destino, la administración lo hizo en un concurso en el que no pude decidir, solo mi puntuación de nuevo me llevó a aquel rincón que había creído idílico, hasta que alguien me abrió los ojos. Pero de verdad crees que se puede ser feliz en este lugar olvidado de la mano de Dios? En esta España vaciada, llena de pájaros que te despiertan con sus trinos al amanecer, donde todo está a mano, y más allá de lo que puedes tocar, solo existe el inmenso vacío del paisaje, el rumor del arroyo, el silbido del viento…Eso puede hacer feliz a un hombre como tú? Decididamente no, carecía de LIBERTAD: mi amor secreto, mi hermana de sangre, aquella a la que tanto añoré desde que tuve conciencia, mi sueño anhelado. Fue entonces cuando lo escuché, había un rincón en la tierra donde podía disfrutar de tu compañía, abandonarme en tus brazos, sentir tus caricias, ser libre, libre como el viento, libre para decidir todo aquello que se me antojara, beber, salir de fiestas, disfrutar del lujo de tu compañía, como fruta prohibida. Me sacó de mi ensueño la enfermera, LIBERTAD HUYÓ COMO UNA RATA dejándome abandonado a los horarios, a la tos infecta, al dolor que sentía en el cuerpo, con el único recuerdo de haber comido y bebido libremente con otros soñadores que ahora se debatían con la muerte, el único sueño del que siempre quise huir. Afuera una ciudad ahogada en sus quehaceres diarios, como todas…

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