Cada año nos superamos más con una semana de Pasión que se está convirtiendo en una de las referencias del país. El mundo cofrade almeriense debe de sentirse orgulloso de lo que está haciendo. Ha conseguido convertir la ciudad en un lugar único donde la emoción se hace patente desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección. Cada año se suman más procesiones y hemos pasado de ser un sin más a que la gente que viene de fuera la recomiende más que la masificada y famosa Sevilla. Por fin se ve (por unos días) un Paseo en su máximo esplendor con olor a incienso y con el canto de las cornetas y repique tambores sin igual. A pesar de que normalmente esté vacío, estos días vemos una avenida emblemática en su apogeo con la ya famosa cola del quiosco de las pipas calientes a reventar. Algo, que para algún que otro forastero, es incomprensible, sobre todo eso de que estén calientes. También bares llenos, cafeterías repartiendo churros sin parar y aglomeraciones en Puerta Purchena por conseguir un famoso 'Americano'. Calles que se convierten en mágicas al paso de tantas obras de arte que pueden llenar los museos Vaticanos faltándole incluso espacio. El trabajo por parte de las hermandades ha sido difícil. El esfuerzo ha valido la pena, ya lo supieron en la Junta de Andalucía en el año 2003 cuando se declaró nuestra Semana Santa de Interés Turístico Nacional de Andalucía y luego, el 2019, se dio cuenta el Gobierno de lo que ocurría en nuestra ciudad otorgándole el título de Interés Turístico Nacional. Y esto, aunque parezca una tontería, es bueno para la ciudad porque si consigues algo que se ha convertido en emocionante y con una recreación de los últimos días de Cristo como nadie, consigues que venga gente a verte y de paso a los hoteles, hostelería y demás le viene de maravilla. Miren, no siento ninguna envidia de lo que pueda ocurrir en la capital sevillana, malagueña o gaditana. La rigurosidad de los pasos encabezados por sus penitentes o cruces de guía hacen que el paisaje de la ciudad llene el pecho del algún que otro viandante que pasa por allí por casualidad. Tendremos nuestras cosas como ciudad y provincia, pero sintámonos radiantes y defendamos lo nuestro. Almería cuando quiere, puede. ¡Feliz Miércoles Santo!

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