Urgencias

La sala de espera de urgencias de un hospital privado es el ambiente y el entorno ideal para leer

La sala de espera de urgencias de un hospital privado es el ambiente y el entorno ideal para leer. No hay urgencias urgentes, no hay gritos, no hay aglomeraciones y lo mejor, no hay cobertura. Aún así todos miran los móviles algunos oprimidos bajo la pereza de no escribir nada prefieren grabar los mensajes con sonoro estruendo. No sé como consiguen la cobertura necesaria pero aunque lo supiera quiero ignorarlo. Prefiero ponerme a leer una revista musical que llevo al efecto. Compro revistas de música (y de todas) desde los 15 años, una añorada Rock Espezial de la que todavía conservo varios años enteros de suscripciones (creo que conservo todas de todas las que he comprado de cualquier tema) pero a estas le tengo espezial cariño. En el instituto preguntaron si teníamos alguna afición y yo dije comprar y leer revistas de música y todos se descojonaron. Pero sigo igual, mi referente ahora es el Ruta 66, incombustible, con cientos de números editados desde 1985. Ruta me dice que Elliot Murphy acaba de sacar nuevo disco y que se llama Wonder, no es sencillo de comprar pero se puede escuchar canción por canción en youtube. Ahí es nada el muchacho en la liga de segundones bajo la premier ligue de Springteen, Dylan y otros rockeros reverenciados y también algunas veces algo peñazos, sobre todo por el tema de no llevar móviles, que no me miren, que no me toquen y también causantes de varios bostezos. Murphy también causa bostezos pero bostezos de los buenos al dejarse mecer por su música sibilante, rock para tranquilos, coros de segunda división pero de un oro que no pueden fundir los divos. Ahí es nada con 74 tacos y dandy rubio como ninguno y discos por decenas, viviendo en París impasible ante lo poco (o nada) que aturulla en los telediarios, yo me lo hacía sureño y cajun pero es solo es un poco del perfume que irradia, que no tiene nada que ver, ni aire neoyorkino ni maldito abrasado por drogas y excesos, ni rockero, ni pre ni post punk, ni CBGB ni nada, más manso que un caballo pastando y no vendrá por tus lares, lo más cerca irá a Barcelona, no como el ceporro de Marky Ramone que se va a quemar (y no se cuantas veces son ya) con una maxigira por casi todas las capitales de provincia españolas. Y yo más ceporro aún, que ya tengo entrada para Almería, a ver si puedo tocar la chupa de los restos de punk pastelero. Eso si llega y no le da algo con tanto concierto.

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