El final de la historia llega ya a su fin. Por mucho silencio, y después de un verano cálido sin respuesta, por fin lo que llevábamos a debate una y otra vez se confirmó. La amnistía es un hecho, a pesar de la incredulidad de algunos. Era un hecho desde aquella reunión de Yolanda Díaz en Bruselas hace unos meses. Ahora ya los de Sánchez se sienten libres y van ellos mismos a reunirse con el expresidente de la Generalitat de Catalunya, como ha hecho su secretario de Organización, Santos Cerdán. Después de ayer, un día histórico tras la jura de la Constitución de la Princesa Leonor, la maquinaria de la investidura está puesta en marcha. Había incrédulos sobre esto, pero la realidad es la que Sánchez ha querido y conseguido. No hay quien lo pare. Un Ave Fénix, que los que renegaban de él en Ferraz, han tenido que callar una vez más. Aunque algunos, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, continúe con un discurso muy parecido al que usa hoy en día Génova. Lo siguiente será un referéndum, no tengan duda. Tendremos de nuevo un mandato en coalición con Sumar, se harán oídos sordos y en Navidad tendremos a Puigdemont en el Congreso consiguiendo su esperado 1-O. Un 1-O que para más recochineo del personal igual lo hacen en el mismo día, pero en el 2024. No se lleven las manos a la cabeza. Los que tienen que cambiar de ritual son los populares. El arma de la calle para Feijóo se ha acabado. Su argumento de la ruptura de España ha llegado tarde y mal por su propia confianza en esas encuestas que simulaban un ‘Ayusazo’. Ahora se convertirán en una oposición que nunca ha tenido tan buena oportunidad para ganar unas elecciones. O cambian de líder o igual vemos a Sánchez cual Maduro gobernando años y años. Mientras tanto, el presidente en funciones, ha conseguido su objetivo. Igual tiene que hacer consultas en un futuro con Leonor, que por cierto también de pachorra molinera que los socios del mismo no acudieran al acto de ayer. Es decir, Irene Montero, Ione Belarra o Alberto Garzón no aparecieron en la Cámara Baja por su ‘no’ continuo a la Monarquía. Eso sí, para prometer su cargo delante de Felipe VI sí que estaban dispuestos y más sonrientes que una calabaza de Halloween. Al final ni Freddy Krueger supera el susto de estos que se hacen llamar políticos.

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