El medio y el ambiente

¿Se implantará también el toque de queda?

No sé si se ha quedado en sumar nada más porque le gusta la palabra, y deja las otras tres reglas para mejor ocasión

De los recuerdos que más frescos tengo en mi memoria, uno de ellos es mi llegada a la Universidad de Granada en octubre del 69. Fue algo más que el comienzo de una nueva etapa de mi vida. Fue llegar a una nueva ciudad, cambiar totalmente mi modo de vida y tratar de empaparme de todo lo que representaba la nueva Facultad de Ciencias de Fuentenueva. Desde el primer día tuve claro que esa vida no se limitaba a ir a clase al Auditorio 1, recién estrenado, en el que nos juntábamos 115 novatos y, a pesar de eso, quedaban 200 asientos vacíos: ¡enorme! Y mira por dónde no me hizo falta esperar mucho, pues junto con el comienzo de curso, comenzaron a aparecer los carteles escritos a mano y pegados a toda prisa “en el burladero”, junto con las asambleas con el hall de la Facultad repleto de novatos y veteranos, que eran, lógicamente, quienes las dirigían.

El momento era un “totum revolutum”, pues en enero del 69, tres días antes de que el general declarara el estado de excepción, ocurrió “la caída” de Enrique Ruano Casanova, estudiante de Derecho de la Complutense desde una ventana del piso séptimo del número 60 de la entonces calle General Mola (hoy calle del Príncipe de Vergara, 68) en Madrid, mientras estaba custodiado por miembros de la Brigada Político Social (BPS), que le había detenido tres días antes. El general decretó en todo el territorio español el estado de excepción que duró hasta el 24 de marzo.

Con esos antecedentes, unidos al hecho de que “matriculados” y asistiendo a clase también había miembros de la brigada político social, fué el comienzo de mi vida universitaria, y no son “batallitas” de viejo. Era la triste realidad que viví y se me quedó en el recuerdo para ser más amante aún de la libertad.

Cuando he leído esta mañana, por ayer, unas declaraciones, o algo así, de la jefa de sumar, diciendo que es una locura que los restaurantes estén abiertos hasta la una, tienen que cerrar antes y que celebrar una reunión a las 8 de la tarde es una barbaridad, y que hay que “prohibir los indultos por corrupción”, me he “quedao pasmao” que decía el Guerra y pienso que eso debería decírselo a su jefe.

Tampoco sé si sabe que en los trabajos hay turnos, y si sabe que hay médicos y farmacias de guardia toda la noche, taxis, policías, bomberos, y hasta personas que leen o escuchan la radio de madrugada ¡con programas en directo!

No sé si se ha quedado en sumar nada más porque le gusta la palabra, y deja las otras tres reglas para mejor ocasión.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios