Peligrosa triada

Incertidumbre, miedo y violencia. Una conduce a la otra y la tercera siempre acaba estallando

Es sabido que determinadas conductas sociales no son siempre la suma de muchos comportamientos individuales. Hoy trataremos de explorar una triada muy presente en nuestras existencias tanto a nivel individual como colectivo: la incertidumbre, el miedo y la violencia.

Definimos como incertidumbre a la ausencia de control ante lo que está por venir. La falta de certeza y seguridad ante acontecimientos próximos genera en nosotros un estado de inquietud creciente. Como seres individuales afrontaremos una situación así en función de nuestras herramientas personales. Los sujetos dotados de mayor flexibilidad cognitiva conseguirán adaptarse e incluso anticiparse a la falta de certidumbre sobre un hecho concreto: buscarán, por ejemplo, un trabajo nuevo si perciben que la actual ocupación peligra. Como seres sociales la cosa cambia. La incertidumbre colectiva obedece a factores que rara vez están en nuestra mano corregir (crisis, guerras, etc.) y poco margen de maniobra nos queda para enfrentarnos a algo así.

La incertidumbre no resuelta engendra miedo. Esta emoción supone una angustia provocada por un peligro real o imaginario. Y al miedo se responde de cuatro formas posibles: huida, inmovilidad, sumisión, o defensa agresiva. La respuesta individual dependerá de la personalidad de quien lo sufra. Así, habrá quien elija entre salir pitando, quedarse estático ante la sensación de impotencia, someterse a la amenaza o revolverse y pelear. De nuevo la respuesta comunitaria difiere sensiblemente. En una sociedad idiotizada e infantilizada como la nuestra siempre optaremos, en principio, por los tres primeros. Tragaremos, de un modo u otro, con el miedo pero siempre desde un posicionamiento pasivo.

Pero puede llegar un momento en que si el miedo persiste acabe superando el umbral de tolerancia y saltemos al último escalón de la triada. La violencia hará su aparición en toda su plenitud. Y de nuevo las diferencias: la violencia protagonizada por un sujeto actúa a modo de fuego aislado. Pero a nivel social supondrá un incendio se generalizado y las consecuencias serán impredecibles.

Vivimos tiempos extraños, sufrimos la mayor manipulación social de toda nuestra historia. Nos quieren con miedo, en la creencia de que nos mantendremos pasivos eternamente y para ello siembran incertidumbre constante. ¿Pero qué sucederá cuando la fuerza de muchas olas se multipliquen hasta el tsunami?

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