Monticello
Víctor J. Vázquez
Un triunfo póstumo
La escena tiene lugar en un céntrico y concurrido local de la capital almeriense. Pedimos unos cafés y algo para mojar, el camarero toma nota en un móvil (o dispositivo similar) y se marcha. Al rato viene otro camarero y nos trae los comestibles. Luego viene un tercer camarero con las bebidas. Yo había pedido un café solo corto (espresso, que dicen los italianos), pero me trae un café con leche en vaso; se lo digo al camarero nº 3, que mira su nota y dice con cara inexpresiva que eso es lo que pone el pedido; insisto en que me traiga lo que pedí. Pasa un buen rato y le reclamo mi café a un camarero que pasa cerca (no sé si es uno de los dos primeros). Otros diez minutos más tarde el resto de consumiciones han sido consumidas, así que me levanto y voy a pedir la cuenta a la barra. Otro camarero, que parece que manda algo en los demás, se disculpa (a medias, insiste en que el pedido era café con leche) y se ofrece a ponerme un solo corto "en seguida". Me niego, pago y me voy. No creo que vuelva.
No se trata de una anécdota más, de las que suelo contar en esta columna, porque ya he observado sistemas similares de "atención al cliente" en varios bares y restaurantes; mis amigos comentan que ellos también han sufrido cosas similares. O sea, que un camarero toma los pedidos de todas las mesas, otros camareros sirven esos pedidos según salen, otro cobra (no sé si es el mismo que toma los pedidos) y otros recogen las mesas. ¿Quién habrá inventado este sistema? ¿Alguien con un minicursillo de organización de empresas mal digerido? ¿Es una app de alguna startup? Además del retraso que se acumula en el servicio (más de media hora para NO tomar un café), es contraproducente por una razón que olvidan los empresarios hosteleros y que aparece destacada en los manuales de gestión hostelera; dice el famoso de Felipe Gallego: "En todo caso, el camarero es el vendedor de la empresa y debe tener cualidades similares en todos los establecimientos." El trato humano fideliza clientes, lo cual es esencial en los negocios cara al público y más en los que se trata de comer, beber y disfrutar con amigos. Por eso, de toda la vida, un camarero atendía a varias mesas (sector o rango) desde que se sentaban los clientes hasta que se iban. Ahora parece que se tiende a un futuro de robots camareros. Para eso, que pongan autoservicios. Pero conmigo que no cuenten.
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