Lia Thomas es una nadadora americana de 1,85 metros de altura que está pulverizando los tiempos de la natación femenina universitaria de EE.UU y superando marcas de nadadoras olímpicas. Pero su fama no le ha llegado por estos logros sino por el hecho de que Lia es una mujer transgénero que, hasta 2019, competía, como hombre, en ligas masculinas. Ella se defiende así de la polémica que suscita su participación en las competiciones femeninas: "Es simple, no soy un hombre; soy una mujer así que pertenezco al equipo femenino. Las personas trans merecemos el mismo respeto que cualquier otro atleta recibe." Y es una defensa razonable, pero solo desde el punto de vista singular, cuando la cuestión central de este asunto es que ha de ser tratado no desde la óptica del respeto hacia los deseos particulares sino desde la del respeto a la colectividad del deporte federado femenino. Y es que, es el propio resultado de la comparación de sus logros (nada destacables en la natación masculina, excepcionales en la natación femenina) el que hace prueba de que la participación de mujeres transgénero en competiciones femeninas genera para ellas una innata ventaja frente a la que tanto el esfuerzo de las mujeres biológicamente mujeres para prestigiar sus disciplinas deportivas, ganar sus campeonatos y vivir de su pasión, como la propia naturaleza del deporte femenino, pierden irremediablemente.

Pero, en cambio, la situación contraria, esto es, la participación de Lia en las ligas masculinas no genera, para ella, ninguna desventaja, pues su cuerpo está en igualdad de condiciones al de los hombres, ni conlleva una falta de respeto hacia las personas transgénero, como quiere hacer ver Lia, pues no sería una opción dirigida a cuestionar su consideración de género sino para proteger el derecho de las atletas femeninas biológicamente mujeres a enfrentarse entre ellas a partir de una situación natural de igualdad que se supera a través del duro entrenamiento y que es la base por la que el deporte femenino conforma una realidad propia. Y ya son muchas las voces que se han levantado contra esta situación y en defensa del deporte femenino tal y como lo conocemos. Y parece que van por buen camino. Aquí unas palabras al respecto de la leyenda de la natación Michael Phelps: "Todos deberíamos sentirnos cómodos con quienes somos en nuestra propia piel, pero creo que todos los deportes deberían jugarse en igualdad de condiciones. Es muy complicado y este es mi deporte, este ha sido mi deporte durante toda mi carrera y, sinceramente, lo único que me encantaría es que todos pudieran competir en igualdad de condiciones." Que no nos lleven al terreno de la falta de respeto a las personas trans, máxime cuando a ellas se les respeta, precisamente, no dando lugar a este tipo de polémicas y debates, pues esto no va de eso, esto va de capacidad natural y justicia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios