Luego nadie entiende nada

Vivimos tiempos tan líquidos que los límites parecen haber quedado absolutamente difusos

Hace unos días me encontré con este titular en la edición digital de la revista "Mujer Hoy": "La mala suerte de Jazmin Grace Grimaldi, la hija (secreta) del príncipe Alberto de Mónaco que fracasa en sus intentos de triunfar en el cine, la televisión y las redes sociales". Y me resultó tan sorprendente que quise leerlo al completo para ver si tal dañina afirmación venía de la propia Jazmin, pues sólo así podría resultar mínimamente aceptable tal lamentable titular. Pero no, no hubo suerte, la frase era cosecha propia de la redactora. Y así, me vi ante un artículo redactado en base a opiniones personales basadas en consideraciones personales, pues la redactora no dice en momento alguno que conozca a esta chica, o por lo menos a alguien de la familia, y con una inmensa falta de respeto por la persona sobre la que se escribe. Y es que, para empezar, esta chica ya no es hija secreta de nadie, de manera que añadir ese adjetivo no atiende a la verdad y nada aporta más allá de una posible ofensa a Jazmin, y la historia que pudieran vivir sus padres, si bien parece de obligada mención para la redactora, es eso, la historia de sus padres. Y, para seguir, en el texto se pasa, tan alegremente, a dudar de que la felicidad que esta chica muestra en las fotografías que comparte en sus redes sea real, llegando a poner sobre la mesa que Jazmin sufra alguna clase de trauma relacionado con su vida familiar que ocultaría tras los filtros para fotografías, para, seguidamente, hablar de un acuerdo económico en el que, según quien escribe, se fundamentaría "el entusiasmo de la joven por su padre". Valiente afirmación, ¿no les parece?.

Y ya, para terminar, este triste artículo, la redactora, siguiendo con el gratuito tono cruel que protagoniza el texto, tiene a bien informarnos de que esta chica "apoya de forma incondicional a cualquier Grimaldi que le haga caso en sus visitas a Europa", que colgó una foto familiar que tiene "muy poco de profesional" (cosa que es lógica, pues si es familiar no puede ser profesional) y que está fracasando en su intención de ser actriz. Todo ello finalizado con una absurda pregunta que, una vez más, solo puede aportar una ofensa. Alucinante. ¿Pero en que sociedad nos hemos convertido para que un periodista ejerza esta esencial profesión haciendo consideraciones sobre la vida, decisiones y salud mental de una joven a la que ni siquiera conoce y denigrándola porque no está teniendo gran éxito en sus propósitos?. Nadie, absolutamente nadie que emprende un camino y se esfuerza para recorrerlo fracasará si finalmente acaba recorriendo otro, porque donde hay propósito y esfuerzo nada de lo que de ello resulte constituirá jamás un fracaso. Vivimos tiempos tan líquidos que los límites parecen haber quedado absolutamente difusos, lo que alivia es pensar que lo más probable es que Jazmin no lo vaya a leer en su vida.

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