Hoy la pescada es bastante más asequible que otros pescados como el gallopedro o la gallineta.

En Almería solo llegamos a 2.0. Y es que con esta calor no está uno pa ná.

Llegas al bar o al restaurante y te encuentras un código QR en la mesa. Se ahorra papel, dicen, es ecológico.

Otra queja hostelera habitual desde hace algún tiempo es la escasez de camareros.

Aquí tenemos Sabores Almería, que está desarrollando una encomiable labor de promoción.

Lo que, insisto, no entiendo es por qué se quejan los hosteleros: que hagan lo que tengan que hacer y en paz.

El último sabor incorporado se llama “caramelo salado”, un resultón contraste dulce y salado, crujiente y cremoso.

También me han contado casos de ruedas rajadas a vehículos en la Lonja.

Tampoco es lo mismo el aceite de palma o el de coco que el de girasol, y no digamos el de oliva virgen.

El viejo papillote se puede confeccionar con papel de aluminio y hacerlo en una plancha en pocos minutos.